Cómo diseñar nuestro pensamiento para innovar.

El diseño está presente en cada momento de nuestras vidas. Desde el segundo en que decidimos qué ropa vamos a ponernos hoy, qué desayuno y con qué bebida o incluso cuando necesitamos hablar con alguien intuitivamente diseñamos la conversación en nuestra mente. Nuestro cerebro es el creador de todos los diseños que aplicamos a diario, aunque la mayoría del día no seamos conscientes de ese proceso.

Pero, ¿ quieres saber cómo hacerlo consciente? Y además, ¿cómo aplicarlo para innovar, para crear y encontrar oportunidades en medio de un problema?

Lo primero que debes hacer es reconocer que todo lo que has aprendido a lo largo de tu vida te ha generado estereotipos y paradigmas, es decir, creencias que hoy gobiernan tus acciones y que definen lo que consideras posible e imposible, bueno o malo, aceptable e inaceptable. Cuando hayas reconocido y aceptado esta realidad, tu mente se abrirá para dar entrada a aprendizajes nuevos.

1. EMPATIZA. Antes de tomar una postura ante alguna situación o recurrir a tus antiguas creencias para sacar conclusiones, recuerda que hace algunos años las mentes más brillantes del planeta aseguraban que la tierra era plana. Investiga sobre la situación en cuestión, averigua antecedentes, conoce las causas o problemas de raíz y observa detenidamente lo que sucede alrededor.

2. DEFINE. Una vez que cuentes con la información suficiente plantéate preguntas de investigación para separar aquello que sí es parte del problema de lo que no lo es. Establece el problema real y desecha las percepciones personales. Define estrategias para cada uno de los problemas reales.

3. IDEA. ¡Llegó tu momento de ser creativo! Ahora que sabes cuál es el verdadero lío, comienza a generar ideas de todo tipo. Anota todas las que puedas en un primer paso y no deseches nada. En un segundo momento analiza el valor de cada idea y conserva las tres mejores. Ninguna idea es tonta, recuérdalo.

4. PROTOTIPA. Elige una de tus tres mejores ideas y realiza un prototipo de cómo sería, cómo funcionaría o qué haría. Mantenlo simple e invierte poco tiempo en él. No tienes que ser ingeniero y construir un cohete miniatura. Utiliza lo que tienes en casa, un poco de papel, plumones, cinta adhesiva y las cajas vacías de leche.

5. PRUEBA. Testea tu prototipo con aquellos que se verían beneficiados de tu idea. Busca la crítica dura y realista. Y si tu idea no resultó tan maravillosa como tú creías, aprende a fracasar rápido. Tienes otras ideas esperando a ser probadas y aún hay un problema qué resolver. El fracaso es parte del proceso, acéptalo y continúa.

La innovación está en todas partes, en productos, servicios, tecnología, procesos, ideologías, sistemas, educación, sociedad y cualquier otro concepto que se te ocurra. Acostúmbrate a implementar este diseño de pensamiento cada vez que tengas la oportunidad y te convertirás en una persona más innovadora, creativa y mejorarás tu habilidad para resolver problemas.